¿CUANDO?... AHORA!!!

Esta nota apareció en El diario La Nación del día 9 de setiembre de 1999 (¿?) escrita por José Luis Sáenz
Si…hace 12 años.
Lo que sencillamente significa que….HACE 12 AÑOS QUE ESTAMOS EN VEREMOS!!!


Hace ya dos años largos, hablábamos en estas páginas sobre "La inexistente Discoteca Nacional". Decíamos que ningún funcionario público del área de la Cultura se había sentido émulo de Mariano Moreno para crear una biblioteca nacional sonora, que permitiese reunir, resguardar y consultar el acervo fonográfico del país, acumulado en discotecas privadas que luego se disolvían a la muerte de sus dueños, o en discotecas de radios oficiales que algún director de turno, desaprensivo o incapaz, destruía alegremente como si hubiese sido suya.

Decíamos también que en la Cámara de Diputados había un buen proyecto de ley de "creación de la Fonoteca Nacional" (del diputado Trettel Meyer, reproducido luego por la diputada Leyba de Martí). Creaba un archivo de "registros nacionales e internacionales", para "facilitar copia del material de sus colecciones [...] a estudiantes, artistas, ejecutantes, estudiosos, científicos, docentes y público en general". Reconocía que ese espacio cultural estaba vacante en nuestro país; tomaba como ejemplo las fonotecas de Francia, Gran Bretaña, Italia, Australia, Alemania, Suiza, etcétera, y recordaba en el orden supranacional las recomendaciones de la Unesco (1989) para la conservación de los documentos sonoros.

El fonograma nacional
Desgraciadamente, ese proyecto original quedó luego englobado (y restringido) por otro despacho de "ley de preservación del patrimonio sonoro musical" (de los diputados Rollano y Roy), que limitó la creación de la Fonoteca Nacional al "patrimonio sonoro musical argentino", o sea, de autores e intérpretes nacionales, o intérpretes extranjeros de obras argentinas, "cualquiera sea su estética y género". En resumen, en esa fonoteca no tendría cabida, por ejemplo, una Quinta de Beethoven por Toscanini, porque el proyecto es de un nacionalismo restrictivo y de poco vuelo, parangonable a que pretendiésemos que en la Biblioteca Nacional no figurase el Quijote porque Cervantes cometió el desliz de nacer en Alcalá de Henares y no residir en el país.

Este proyecto fue aprobado por la Cámara de Diputados en diciembre de 1998, y pasó al Senado, donde también hay otros dos proyectos de temas afines a la media sanción de Diputados. Se trata del proyecto de ley del disco (senador Melgarejo, julio de 1998) para fomento y promoción del "fonograma nacional", que habla de conformar la Fonoteca Nacional y el Museo Nacional del Disco, pero siempre con música de artistas nacionales.

Menos restringido es el criterio de otro proyecto (senador De la Rosa, marzo de 1999) de ley nacional de música, pues habla de "los valores de la cultura universal, en particular aquellos pertenecientes a los países de Iberoamérica, especialmente los integrantes del Mercosur". Pero con esa mentalidad regional y mercantilista aplicada a la cultura, un Mozart o un Berlioz serían patrimonio artístico del Mercado Común Europeo y quedarían fuera del proyecto, para el que se reclama el edificio del Centro Nacional de la Música (ex Biblioteca Nacional).

Ex edificio de la Biblioteca Nacional, en la calle Mexico 564
donde funciona el Centro Nacional de la Mùsica

En ese edificio está hoy funcionando (o dormitando) la fonoteca del Instituto Nacional de Musicología Carlos Vega, cuyos 80.000 discos no pueden ser consultados por el público porque sigue careciendo de cabinas para audiciones e instrumental técnico para hacer copias. Para eso no hay presupuesto. ¿Qué diría de semejante situación el mismísimo maestro Carlos Vega, que ya en la década del 40 se preocupaba por difundir a través del mercado discográfico sus valiosas investigaciones, junto a Silvia Eisenstein y su Orquesta Argentina de Cuerdas?

La discoteca del mundo
El error reside quizás en haber mezclado las aguas. Proteger, difundir y preservar la música argentina es un tema, que a su vez se divide en muchísimos otros : folclore de investigación y recopilación, música de inspiración folclórica y creación, música culta y popular, música de diversas regiones culturales, música de minorías y de ciudades multitudinarias, etcétera. Un asunto muy distinto es la creación de una fonoteca donde todas las expresiones musicales universales deben tener cabida. No caigamos en el nacionalismo compulsivo, o en la conveniencia de algunas capillas que querrían para sí todo el edificio de la calle México. Pero entretanto, esos proyectos encontrados y multiplicados nunca se terminan de votar. Siempre puede más Su Majestad la Burocracia Nacional (que, según dicen, nos viene de la época de la colonia, aunque en ese rubro después hicimos muchos méritos republicanos más). Así, además de las siestas en las comisiones parlamentarias, hemos creado fantasmales reparticiones, y archivos sin acceso al público, para que el ciudadano llegue al siglo XXI sin la más elemental fonoteca nacional, imprescindible tanto para la consulta cultural privada como para la memoria colectiva.

Mientras tanto, en el Colegio Nacional de Buenos Aires, el rector Sanguinetti sigue con su paciente y encomiable iniciativa de continuar rescatando discos de 78 r. p. m. y long-play que donan los particulares, y que, sumados a aquella discoteca de LRA oportunamente recuperada, ya suman más de diez mil ejemplares. Una verdadera reserva o base para el día en que nos decidamos finalmente a encarar en serio la creación de una fonoteca, discoteca o como la queramos llamar, que sea similar en su universalidad a la Biblioteca Nacional. Con todos los géneros, y sin discriminación por nacionalidad. Para todos los que quieran consultarla, les interese la música argentina o no. ¿Sucederá eso alguna vez ? ¿Cuándo?

4 comentarios:

EmeGé dijo...

Si leíste esta nota, no pienses que estamos luchando contra "molinos de viento" sino simplemente contra una forma endémica de estupidez. Y en verdad, creemos fervorosamente en las luchas de construcción. De modo que dale, contale a tus contactos que existe este blog, y que todos llenen su ficha de apoyo. Un abrazo y muchas gracias.

Miguel Grinberg

Anónimo dijo...

Hola:
¿Fueron últimamente a la Biblioteca Nacional o al Instituto Nacional de Musicología? No será la GRAN FONOTECA, pero al menos en la BN, se están organizando bastante bien con espacio, personal y elementos. Saludos.
Emilio Portorrico

Anónimo dijo...

Hola, me llamo Martín; soy coleccionista de discos de 78 rpm desde hace 32 años. Me ofrezco a colaborar en la organización, preservación, grabación y para todo lo que sea de utilidad en la Fonoteca. martin_mjgv@yahoo.com.ar

Lisa Di Cione dijo...

Hola,
soy Lisa Di Cione y hace cuatro años trabajo como investigadora en el Instituto Nacional de Musicología "Carlos Vega", ubicado en el edificio de México 564 donde actualmente se encuentra la Fonoteca que alberga los discos que fueron transferidos desde el AGN por decreto en la década de 1980.
Desde entonces y hasta la fecha, el INMCV no ha logrado que las autoridades dispongan el presupuesto y la decisión política del acceso público al valioso material que allí se atesora.
Desde que comencé a trabajar aquí seguimos intentando el apoyo necesario para que este cambio se haga realidad. Sigo manteniendo la esperanza de que no estamos lejos de lograrlo. Los felicito por el blog!